Cuando nos vamos,
dicen,
dejamos una huella.
Si llegara un diluvio
y la dejara rebosante de agua
¿cuántos niños podrían
bañarse dentro?
Simultáneamente,
quiero decir.
Pues eso:
Un legado,
no lo olvides,
puede medirse
en niños húmedos
también.
(imagen: Kate Holm/Irin)
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