-el día de Navidad-,
un rayo golpeó la iglesia
haciendo que parte de los viejos muros de piedra
se vinieran abajo.
Muros de piedra por los suelos.
Te sonará esa historia.
Hoy,
como Penélope,
reconstruyo mis paredes
de la única manera posible. Coloco
las piedras de día,
de noche las tiro a patadas. No espero
un arco tensado:
espero la flecha.
De vez en cuando
me seco el sudor y aprovecho
para buscar en el horizonte,
apretando los ojos,
otra tormenta.
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